Nota publicada en revista Ojo al Piojo! 

Lejos de ser un manual para educar a las hijas e hijos, el libro Crianza y arte es un bálsamo, un portador de ánimo, un compendio de historias —traídas desde un saber— que nos dicen que todo es válido cuando se trata de amar y compartir con las y los más pequeños. Magdalena Fleitas, artista, educadora y músicoterapeuta, escribió este libro con el objetivo de despertar la sensibilidad y creatividad que duerme en el seno de cada familia.

En el libro contás que antes de empezar a escribir hiciste una consulta a otros papás y mamás sobre las temáticas a desarrollar. ¿Por qué decidiste hacerla?

Los padres tienen mucho para decir y en general no se les consulta, sino que se les dice lo que tienen que hacer a través de guías y manuales. Como los papás también son vulnerables, no siempre reconocen sus propios saberes. Por eso en el libro quise espejar y poner en común esta enorme fuente de conocimiento que hay en los hogares.

También explicaste que preferiste hacerle la pregunta a los demás antes de contestártela vos misma, pero me imagino que con tu experiencia era difícil no tener ya algunas pautas o ideas.

Claro, lo que pasa es que cuando yo hice este mail tenía a mi bebé de 6 meses. Y cuando sos papá o mamá, muchas de las cosas de las que estabas seguro se te derrumban. Además, al recibir múltiples opiniones, sentís inseguridad. La maternidad y paternidad son procesos que involucran mucho lo emocional, entonces la seguridad no es algo estable. Por eso es importante fortalecer a los padres en su propia voz y no darles más mandatos.

En tu contacto diario con las familias, ¿qué necesidades veías?

Hay temas que surgen siempre, como los límites y la culpa. Pero también hay preguntas más profundas como las de algunos papás que no saben cómo jugar con sus hijos. Hay muchos papás que han perdido su creatividad y, como el chico es puro juego, los papás se empiezan a sentir incómodos. También hay muchos papás que se sorprenden por lo inquietos que son los nenes, por eso en el libro hablo de que la naturaleza de los chicos tiene que ver completamente con el movimiento y que es importante escuchar la naturaleza de los chicos y no pensar que te está haciendo algo a vos, que quiere hacer lío, sino que está descubriendo el mundo.

En el libro hablás de los tiempos de los chicos. Explicás que hay que respetar sus momentos de estar tristes, permitir que lo expresen y no salir a ‘consolar’ en seguida y también hablás de la importancia de tener tiempos de juego pero también de descanso. Parece algo muy lógico o simple, pero cuesta bastante. ¿Será por qué los adultos no nos damos tampoco estos tiempos?

Y sí, los adultos vivimos muy sobreadaptados, especialmente las madres, que andan con dos bolsos colgando, un chico en una mano, el cochecito en la otra, corriendo para dejar a uno en el jardín y volver a cocinar. De lo que yo hablo en el libro es de que es importante que en la casa aparezca un ritmo familiar que incluya un tiempo de descanso, porque todos somos responsables del bienestar. Entonces, es bueno que la mamá logre organizar su día y después planificar una hora de descanso con sus hijos. No llegar a casa y mientras ellos descansan ponerse a planchar, sino tomarse un rato para poner una linda música, acostarse en el piso para verlos jugar, hacerse masajitos o mirar una revista juntos, con el celular y la compu apagados. Es importante incluir el tiempo de descanso y de ir para adentro en distintos momentos del día.

A veces se dicen cosas sobre “los chicos de ahora”. Con tus casi 20 años de carrera, ¿notás diferencias en las infancias de hoy con las de antes?

La naturaleza de los niños es la misma: necesitan jugar, recibir alegría, confianza, mucho cariño, reconocimiento, valoración y libertad. Una gran diferencia de ahora es que los chicos tienen poca libertad. Sobre ellos hay mucha mirada del adulto, pero no siempre es de presencia, afecto y contacto, sino más bien una mirada preocupada, controladora, entonces los chicos responden y reaccionan a esto volviéndose, a veces, más ansiosos o nerviosos. Por un lado hay más papás que pasan muchas horas fuera de la casa, lo que hace que los chicos estén mucho tiempo con una niñera o en la escuela. Por otro lado, cuando tienen la mirada de los papás no es una mirada de contacto amoroso, sino más bien desconectada. Por eso hay muchas alteraciones en el desarrollo de los chicos chiquitos.

¿Qué opinás del uso de la tecnología?

Todos los papás miramos tele o videos con nuestros hijos, entonces, creo que la clave está en tomarse un tiempo para seleccionar contenidos. Elegir los videos que más te gusten, donde no haya violencia, donde haya belleza y juego para compartirlos con tu hijo. Incluso, a veces, sentarte a mirarlos juntos y comentar, así ya deja de ser una experiencia solitaria frente a la pantalla.  Hay cosas hermosas para que los chicos vean y los papás pueden elegirlas. No tienen que ser víctimas de la pantalla sino que pueden usarla de buena manera.

¿Por qué es importante tomarse ese tiempo?

Los papás tienen que tomar conciencia de que es una responsabilidad ser papás, y así como cuidan qué comida le dan a sus hijos, también hay que cuidar con qué lo van a alimentar en imágenes, juegos y paseos. Yo siempre les digo a los papás que si ellos dedican un tiempo a elegir lo que van a compartir con sus hijos, cada vez van a ser más felices. En cambio, si no les dedican tiempo, cada vez van a estar más distantes y eso los vuelve más infelices. Después es difícil volver hacia atrás porque uno está confundido o perdido, pero hay que desandar el camino, volver para atrás y pensar dónde se generó la distancia.

Esto requiere primero un proceso interno de los papás y mamás, ¿no?

Sí, por eso la paternidad es una oportunidad de crecimiento tan grande, porque te pide volver a estar en contacto profundo. Te toca conectarte con tus frustraciones porque a veces no vas a poder calmar a tu hijo aunque quieras o porque a veces no elige lo que a vos te gustaría. Aparecen muchas emociones que tienen que ver con las propias carencias del adulto, por eso es una oportunidad para sanar las propias carencias que uno viene arrastrando.

¿Qué te gustaría lograr con tu libro?

Me gustaría que sea un libro nutritivo para las familias y un despertador que active la sensibilidad de quien lo lea. También quisiera que circule por el ámbito de la educación, en los jardines de infantes. Y algo especial que tiene el libro es que viene acompañado por un disco donde hay rimas y coplas del tiempo de la abuela, donde busco traer al presente el folclore de cada familia. Me gustaría que la gente que reciba el libro vuelva a poner en común los juegos y las canciones que compartían en su infancia, para que estos conocimientos no se pierdan sino que sigan circulando a través de sus hijos.