La llamada, de Leila Guerriero, y los matices del dolor
En un pasaje de La llamada, Silvia Labayru cuenta que cuando ve una lista de desaparecidos, siente el instinto de buscar su propio nombre. «―Me impresionan mucho esas baldosas ―comenta ella―. Cada vez que las veo, o que veo murales con la lista de desaparecidos, digo: “¿A ver dónde estoy yo?”. Después me doy cuenta.» [seguir leyendo]